Lo mágico de los vínculos son la cantidad de recuerdos que puedes almacenar de una sola persona. Todo lo que está conectado con ella sin que seas consciente, hasta que un día, de pronto, tras la fractura, el desastre, aparecen como almendros en flor.
Aparecen brillantes y melancólicos.
Y no solo todo eso que te unía físicamente.
También te encuentras con el nacimiento de todo aquello que te hubiera gustado compartir con ella. Todo aquello que quedó a medias, todos los planes que ahora surgen como polen, como hormigas alrededor de un polo derretido al borde de una piscina casi al final del verano.
Como hoy que era el día más azul que he visto después de aquel primer día azul.
Y me sentí triste porque todos los lazos invisibles que me unen a ti temblaron y yo torné mis ojos tristes también. Y recordé aquella primera cita. Aquellos dos que éramos y nunca más volveremos a ser.
Y pensé que si no nos hubiéramos roto ni siquiera me habría parado a pensar en que, lo hermoso duele si está conectado con las partes de nuestro pasado que anhelamos. Duele porque ya no volverá ese día en el que fumaba impaciente esperando que fuera la hora de ir a coger el tranvía.
Porque todo lo que implicaba nuestro plural se vuelve muy pequeño, casi invisible, y ya solo puedo verme a mí mismo, muy triste, intentando cada día cortar con unas tijeras oxidadas, todos los hilos que me conectan a todas las cosas que te formaban en mi cerebro.
No a ti.
Tú no tienes nada que ver con esto.
Sino tu reflejo en mi vida.
Esa enorme montaña de sensaciones, colores, olores, emociones, recuerdos, con los que te disfruté mucho tiempo mientras tranquilo descansaba en mi cama. Y ahora taladran la parte de dentro de mi cráneo.
Tanto que a veces solo quiero romperme la cabeza, destrozarme los sesos y regalártelos porque todos ellos
Son distintas imágenes de ti.
Tú llorando
Tú escondida entre mis brazos
Tú sonriendo
Tú frustrada
Tú queriendo escapar
Tú nerviosa
Tú cachonda
Tú bailando
Tú en la ducha
Tú metiendo tus pies entre los míos
Tú durmiendo
Tú
Infinitamente tú.
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