Funcionalidad del Pasado.

Siempre me pasa que descubro la funcionalidad de las cosas cuando ya es demasiado tarde.

Y que sea demasiado tarde es precisamente la característica principal de este lugar.

Después de tanto tiempo encuentro que quizás este sea un buen sitio para mirar el pasado con los ojos del presente-futuro.

En cualquier caso, a los fantasmas del pasado, a los vivientes del presente y viceversa, sean ustedes bienvenidos.



lunes, 31 de diciembre de 2018

Con una pistola.


Desde que cogiste aquel taxi solo puedo ser Mr. Hyde.
Conseguí terminarme el libro en dos días,
sigo sin abrir el TFM y sin estudiar para la autoescuela.
Pero he cogido otro libro que tenía pendiente
y espero ventilármelo en unos días.

Si todo sigue así.

Debería cambiar las sábanas,
y si lo hago será como un acto terapéutico.
En vez de esto, 
me masturbo viendo pornografía,
intento no encontrarme contigo
mientras doy vueltas en la cama,
y si de casualidad,
la imaginación se apodera de mí,
conozco varias soluciones para erradicarte,
o que al menos no duela tanto.
Pienso en cómo debes estar viviendo tú
todo esto.
Es cómico desde fuera porque siempre pasa,
que uno piensa que el otro está genial,
y lo que de verdad se desea por mucho amor que se sienta
es que se encuentre en el mismo pozo que tú
y con suerte coincidir
y con suerte salvarnos.

domingo, 30 de diciembre de 2018

En el invernadero.


Mi abuela cree que estoy enfadado con ella
porque soy incapaz de levantar la cabeza del plato
cada vez que comemos.
El truco para parecer enfadado y no triste,
es no hablar, no mirar a los ojos,
comer rápido e irte sin casi despedirte.
Tengo miedo de que me pueda arrepentir de esto,
no es algo nuevo en mí,
tú viste esa parte de mí
que no había mostrado a nadie antes
y sabes lo mal que se puede llegar a pasar.
Ella cree que estoy enfadado,
pero la realidad es que estoy tan triste
que no puedo mirarle a los ojos
y hacerla feliz.

martes, 25 de diciembre de 2018

Puesto.


Estoy puesto y no estás aquí
para soportar el peso de mis mierdas.
Estoy puestísimo y me la voy a tener
que mamar,
como antes de conocerte.
¿Cómo era eso?
Solo veo el muro del balcón de mis padres,
solo veo mi ventana,
solo veo un árbol a lo lejos.
No soy capaz de sentir mi dolor,
ni el dolor de nadie.
La música se deshace en mis tímpanos,
estoy puesto y tú estás lo suficientemente
lejos
como para no poder irte a buscar.
Todas las putas calles
me escupen en la cara lo feliz,
ahora me escondo en baños,
le cuento a la gente cómo me siento,
nadie me agarrará la cara y me besará
como lo hiciste tú.
Estoy puesto mientras escribo esto,
lo estaba también con la mirada puesta
en la nada,
lo estaba cuando hablamos
de cosas sin importancia.
Estoy tan puesto que no soy capaz de llorarte más
no soy capaz de llamarte jodido
no soy capaz de irte a buscar,
allá donde estés.
Tan puesto que no podría disfrutar de ti
ni aunque quisiera,
tan anestesiado, tan venido a menos
que no me reconocerías.

Estoy tan en el fondo
que no soy capaz de ver las iluminarias
de tus palabras en mi paladar.
No soy capaz de surfear en tu piel,
ni follarme a cualquiera
a sabiendas de que eso no resolvería nada.
Sorry a todas las chicas que les hice creer
que me gustaban como me gustas tú.
Sorry a mi mamá que no se merece esta mierda
y sorry a mi yo del futuro: nada de esto valdrá la pena



mañana.

sábado, 22 de diciembre de 2018

Eso no lo hace ella por nadie.


Se que me quisiste porque hiciste una escala innecesaria en Madrid de 36 horas solo por estar conmigo. El día que supe que lo ibas a cambiar todo, escribí un poema por el que dejé de escribir el resto. No había nada más que decir. Eras El Amor y así me lo hiciste saber. Ahora estamos tristes y es normal. Yo lloro porque no te puedo tener y tú porque no me quieres tener. Cada uno sentadito en un lado de la tristeza, seremos una película de amor hasta desapareciendo en escena. Hasta rompiéndonos el corazón.
Sé que me quisiste más que nadie que me haya querido antes, porque no te importaron mis miserias, al contrario, las acariciaste tan delicadamente que hasta quise quererlas un poco. Si Frank nos hubiera conocido, hubiera escrito varias canciones solo de cómo de fácil era amarnos. Ahora estoy en esta cama a la que prendería fuego, por razones obvias, pero en la que supe que me quisiste más de lo que imaginabas querer a alguien en tu vida. Lo sé porque me defendías con los ojos cerrados y todas tus armas de pantera dispuestas para atacar a quien me hiciera daño.

Sé que era amor, estoy seguro. Aunque tú no lo estés ahora.
Y eso no lo hizo nadie por mí, pero tú sí.

Te quiero.

lunes, 19 de noviembre de 2018

Mi nombre


Mi nombre en tu boca es como follarse a algún dios. Como meterse de todo sin miedo al después. Es no tener miedo a la muerte, ser invencible en tus labios. Mi nombre en tu boca no me parece extraño, parece más real, parezco más yo. Le das sentido a cada vocal, me abres en canal, te metes dentro y sonríes y yo también mientras te empapo con mis tripas. Mi nombre en tu boca es miel, es normal, es decente, es dignidad. Mi nombre en tu boca me hace grande, me gusta, es para siempre. No me da vergüenza, no siento rechazo. Mi nombre en tu boca me hace valiente, me hace querer ser yo, me da fuerza, me allana el camino, lucha contra monstruos y demonios, es poesía. Mi nombre en tu boca destruye dudas, astillas, pasados y construye recuerdos. Inventa unas alas y me enseña a volar, recorre mi cuerpo y me deja dormir en paz. Mi nombre en tu boca me permite soñar, despertar, vivir al límite sintiéndome seguro siempre. Mi nombre en tu boca sabe delicioso, lo explotas como chicle, lo haces crujir como piedras, lo amasas junto a mi cerebro y nos dejas reposar como al pan. Mi nombre en tu boca, desde que te lo dije, me hace sentirme amado como nunca, como a nadie, para siempre. Mi nombre y yo te agradecemos que hayas aparecido, y nos pronuncies y nos estrujes como si quisieras vernos terminar de explotar, expandirnos. Derrotados, mi nombre y yo, sobre tu lomo de pantera, te damos las gracias a lametones y te condenamos a una vida plena y llena de placeres. Mi nombre en tu boca es correrse veinte veces en una noche, es engalanar cada rincón de la casa con un orgasmo brutal y sincero. Es respirar en tu piel y sentirse anfibio, nadar, ser un semidios. Mi nombre en tu boca es perfecto, precioso, parecido, adorable, masculino y sensual. Y tu lengua que todo lo sabe, todo lo acuchilla, lo trata con tanta delicadeza que duele contemplarlo. Mi nombre en tu boca me hace ser mejor, más yo, más contigo. Contigo siempre.

viernes, 8 de junio de 2018

El sexo de la risa


Aún recuerdo cuando te intuías
oportunidad.
Bailabas en cada viaje
a la estratosfera
y me hacías olvidar que
probablemente te perdería
en algún momento de la caída.
Y nos reíamos de todos aquellos huesos,
de las tripas también.

¡Qué desastre! ¡Qué desastre!
Pero qué bonito verte caer conmigo.

Tú y yo nos reíamos del miedo a morir
igual que cuando follábamos
y las paredes se venían abajo
y todos podían vernos tan felices
cayendo
en
picado.

Ahora,
tú sigues bailando con otros,
yo perdí mi oportunidad
pero te sigo intuyendo
en cada aterrizaje,
¡Qué desastre, pero qué desastre!

Fue bonito verte caer conmigo.

Esto lo escribí para una especie de "casting", de ahí el nombre (en referencia al primero libro de Irene X). Otro día subo el que escribí para el "casting" real. 

sábado, 2 de junio de 2018

La mujer que amaba idiotamente (30.12.14)


La mujer, acostumbrada a amar de manera estúpida toda su vida, no entendía la mirada complaciente de aquel hombre. No había razón por la que no aprender. Una y otra vez, meticulosamente, la mujer desarrollaba con exactitud cada patrón relacional con hombres que guardaban cierto parecido, cada vez más. Una y otra vez, mismo patrón, mismo semblante, la mujer jugueteaba luego con sus zonas cerebrales, inertes. Desérticas de cualquier tipo de actividad eléctrica. Es posible que se piense que esto no siempre fue así, pero lo cierto es que esta mujer nació desprovista de mecanismos de aprendizaje útiles para la supervivencia amorosa.
Vestía siempre de rojo, a modo de equilibrar el gris de sus tripas. No corría por ella ni una milésima parte del rojo que impregnaba a sus labios.
La mujer que ama estúpidamente está sentada tomando café en una cafetería forrada de madera y antigüedades. Su carmín ha marcado ya el borde de la taza. Es escandalosa por lo desapercibida que llega a resultar su presencia. Nimia presencia de una mujer que nunca ha sabido amar.
Los hombres que entran por la puerta de la vieja cafetería, se quitan sus sombreros, a veces cargados de nieve, otras de sol, otras de lluvia. Igual hacen cuando la mujer de costumbres amatorias catastróficas los deja sentar con ella, entrar en su casa, en su cuerpo. Para cuando marca sus cuellos de carmín rojo, ellos ya se han dado cuenta del peligro que corren y apresurados buscan la puerta de salida, no sin antes, volver a ponerse sus sombreros de caballeros que saben bien lo que quieren.

Pero este hombre era distinto. Él bebía los mares por las faldas rojas de la mujer que no sabía amar inteligentemente. Consciente de su incapacidad, la mujer suspiraba continuamente. “Pobre hombre”.


Muy bonitos los relatos hasta que no sabes qué más contar.

lunes, 28 de mayo de 2018

Mira, es domingo, yo qué sé (27.5.18)


Te he convertido en canciones que suenan en bucle, mientras lucho contra demonios artificiales, cosas que no te puedo explicar. Estoy destrozando en bares lo poco bueno que quedaba en mí y he celebrado no encontrarte en ninguna borrachera asquerosa como la de ayer. Hay que encontrar triunfos hasta en las derrotas y hasta en la depresión posteme veo luces a las que agarrarme.
No me voy a mentir. He deseado buscarte hasta desaparecer, me he sentido avergonzado de pensamientos que no encuentro manera de parar, y la gente parece sentirme bien, y es que todo bien, ya lo dije aquella vez que todo mal. Era volver a caer desde el precipicio sin darme cuenta de lo alto que había subido, y he terminado de machacarme los sesos contra los suelos de la autodecepción. Escribo esto porque no me atrevo a describir lo de las madrugadas sin dormir. Me dan rabia. Y tu cuerpo y lo jodidamente guapa que eres, demonio. Ni lo de tu pelo en mi cara y la forma en la que te dejabas follar. Lo húmeda que estaba tu boca, incluso después de reventarte a gemidos, cómo lo hacías. Yo con mi lengua de gato no sabía si maullarte o esconder mis uñas hasta esa próxima vez que nunca vendrá. Me da rabia echar de menos tus ojos acuchillándome a cuestiones invisibles, o como cantabas encima de mí, las lombrices tienen 9 corazones. ¿Dónde están los tuyos? Que te dieras la vuelta, sabías perfectamente cómo matarme muriendo tú primero entre mis manos, y amanezco triste por tu culpa, rodeado de la química que me revienta las noches en las que no estás. ¿Qué coño hago yo en esta cama sin ti? Y cerrar los ojos e imaginarte desnuda, y yo asfixiándome entre tus piernas. Eres una homicida. Demonio. Era cierto que nunca podría poseerte. Me has llenado las entrañas de magia negra. Ahora solo se pensar en colores oscuros. Como la diferencia entre tus iris y tus pupilas, escondiste tus dientes para no asustarme, animal salvaje. Ojalá verte aparecer entre la maleza que son las noches de polvos que empiezan a las siete de la tarde. Me has convertido en un caprichoso. Quiero todo esto y lo quiero ya y solo recibo un silencio que desgarra y atrapa en círculo a mis pensamientos automáticos.
Menudo vicio.
Ni la cocaína.
Ojalá odiarte se me de igual de bien que
follarte hasta desfallecer.


Me cabreé un poquito por nada, en verdad.

martes, 1 de mayo de 2018

Amigos (29.3.18)


En los momentos en los que
nos volvemos a encontrar,
ese mágico y fugaz destello de unidad.
AGAIN.
Nosotros de nuevo,
nuestras bromas absurdas.
Seamos los de siempre
pero cambiados,
de una manera que desconsuela.
Nosotros los de ayer,
volvemos sobrevolando la isla
y lloramos sin saber aun
si es de alegría o de nostalgia.

Nosotros los que ya no somos
tan jóvenes,
pero tampoco tan viejos,
nos empiezan a doler huesos
que ni sabíamos que existían.
Nosotros los invencibles,
los que nos íbamos a querer
para “siempremente”.

Los que se quedaron a nuestro lado,
los que vieron nuestras lágrimas
brillar en la lejanía.
Los de “a ver cuándo nos vemos”,
los de la foto en la pared
porque no me quiero olvidar de ti,
y no lo haré jamás,
pero ya no es lo mismo.

Nosotros los que nos encontramos
en mitad de una raya
y nos entra el amor,
y no sabemos qué hacer con él,
nos declaramos con la valentía
que nos da un cubata en la mano.

Yo nunca te dejé de querer,
pero
cuántas veces decidí no compartir
mis miserias contigo
que fuiste mi nosotros
en algún punto.

Me arrepiento de no haberlo podido acabar porque me gustaba un montón.
Cosas que pasan.