Funcionalidad del Pasado.

Siempre me pasa que descubro la funcionalidad de las cosas cuando ya es demasiado tarde.

Y que sea demasiado tarde es precisamente la característica principal de este lugar.

Después de tanto tiempo encuentro que quizás este sea un buen sitio para mirar el pasado con los ojos del presente-futuro.

En cualquier caso, a los fantasmas del pasado, a los vivientes del presente y viceversa, sean ustedes bienvenidos.



jueves, 4 de septiembre de 2014

NOPE 26.6.13


Siempre se le venían imágenes de polvos épicos con sus ex cuando se follaba a la chica que le gustaba. Todas ellas, uniéndose entre imágenes que empezaban siendo dispersas y terminaban en una orgía de treinta pares de piernas diferentes. Una masa acumulada de sexos de todos los tipos y mujeres que gritaban su nombre, o usaban el nombre de Dios (no creo que fuera en vano).

Estoy igual de sorprendida que tú. 
¿Qué quieres que te diga?

lunes, 1 de septiembre de 2014

Ir en barco 15.8.14

No me dejas comer, no me dejas leer, no me dejas trabajar, no me dejas pensar con claridad. Y cuando hablo de tú quiero decir yo. Lo único en lo que no interfieres es cuando estoy sola y me masturbo viendo pornografía barata. Ahí puedo ser el animal salvaje de siempre. Ese que no es capaz de sentir tristeza ni pena, sólo un terrible desprecio por la humanidad. Ese que no para de vomitar ira sin siquiera pararse a pensar. Ese verbo no existe a no ser que estés presente, dentro de tu ausencia, claro. Cuando llenas todos mis huecos, sin embargo, soy un animal manso, vacío de preocupaciones más que la de venerarte. Me tienes hasta los cojones, pequeña incertidumbre. No me dejas vivir y nunca lo has hecho. Ojalá se te vea el detalle y me dejes morir en paz. Aunque sólo sea a pajas.

sábado, 3 de mayo de 2014

Azul mecánico (17.1.14)

No dejas de aparecer y no es malo. Todo lo contrario, cuando lo haces, sonrío.
No eres una noticia terrible en el telediario, tus políticos postizos no salen en la televisión diciendo mentiras, aunque las digan, es solo que aparecen fotos de tu ciudad, porque ahora es tuya, y yo sonrío. Vuelvo a tener la nariz congelada. Hace tanto frío, no te puedes imaginar. Bueno, tú dirás que estás acostumbrada, eres fuerte. Puedes caerte desde la estratosfera, estoy segura, y no pasar nada. Bueno, yo digo nada, a ti te dolerá, pero ninguno de tus huesos, ya sabes. Eres fuerte.
Pienso en ti, llevo días haciéndolo y no lo evito. Antes sí. Te echo de menos. Ni siquiera he pensado si estaría fuera de lugar decírtelo, pero, bueno, no te lo he dicho. Te echo de menos. Sigo sin perdonarme algunas cosas. Pero apareces y es como una forma de redimirme. Cada vez que soy capaz de sonreír y no sentir angustia, te veo tomando cerveza. He parado el tiempo justo ahí, en una acera, fumando, mientras todo parecía ser azul mecánico. Te lo dije y comenzaste a brillar. Tú no lo viste. No podías verlo, pero yo sentí que eras todas las luces de navidad de la ciudad juntas, apelotonadas entre tus pies y tus uñas y tu pelo y tus ojos.
No éramos un cuadro. Éramos una foto, un cortometraje, este plano de aquí no lo cambiaría por nada del mundo. Apareces, yo sonrío.
He pensado que te quiero en mi vida, pero no embriagada y puerilmente. Te quiero en mi vida para que critiques las películas que veo, los libros que leo, la manera que tengo de recitar, mi forma de conjuntar la ropa, la música que escucho, lo que escribo.
Necesito la manera que tienes de acuchillarme sin piedad porque es una forma de crecer. Hacia arriba, hasta la estratosfera.
Mientras escribo esto pienso si enviártelo, tú, hace tiempo, me habrías dicho que sí. Que lo hiciera. Que menuda estupidez. Ahora no estoy tan segura de ello. Pero te oigo gritar cobarde y no sé. Aquí arriba sí que hace frío, ¿no?.

Estoy arreglando algunas cosas. Siempre estoy en obras, yo qué sé, pero ahora, eso. Siempre estoy en obras. Apareces y no me molesta que lo hagas. Es raro porque no hablamos, no sé mucho de ti, pero de alguna manera estás en muchas de las cosas de mi vida diaria, como por ejemplo, tener la nariz congelada, y no me molesta. Sonrío.
Me pregunto si sonríes tú. A veces estoy en la biblioteca y me pregunto eso, que si te estarás muriendo de la risa ahora mismo, en este instante en el que yo me estoy estudiando las parafilias.
Y es divertido. Me río contigo.
Ahora siempre intento imaginarte como la persona sonriente que en realidad eres. No sé por qué, a menudo te veía como alguien triste o atormentada, pero, j-o-d-e-r, siempre me equivoco en la mayoría de las cosas importantes de la vida.

Un azul mecánico como el tuyo jamás será triste. Todo lo contrario.
Es tan fuerte que da por saco a todas las leyes de la gravedad.


Espero que te hayan dejado de doler los codos, las piernas, los huesos con sus cartílagos y sus tendones. Espero que sí, de verdad.


Siguiendo con mi estúpida tradición de "cartas que nunca envié".

sábado, 26 de abril de 2014

Contorno (21.10.13)

Te imagino siempre a contraluz
porque creo en el misterio como
principio universal de todo.
Tu pelo se vuelve iluminaria
y pareces atrapar al aire,
partículas celestes,
minúsculos átomos de vida.
Yo me imagino un millón de pulmones
respirando al mismo tiempo.
                                 Los míos se colapsan.

Eres fugaz,
siempre.
Tu piel se estira,
parece abrirse al mundo,
pequeños poros bostezando,
                                  eres el cosmos.

Todos lo somos,
pero yo no me había dado cuenta
de ello
hasta tropezar contigo.
Había visto agujeros negros gigantes
antes de aquella noche
pero ninguno que atrapase
la tristeza
como tus ojos.

Mirarte sin que te des cuenta
es como ver la naturaleza
libre,
aunque siempre haya algo en ti
que me haga pensar
en trampas para osos.

Así es como te revuelves
entre mis neuronas.
No sé verte de otro modo
porque tampoco he encontrado
la manera de iluminar la casa
y que sigas siendo tan contorno.

                                     Tan contraste.

Un millón de pulmones
respirando al mismo tiempo.

No tienen ni idea de lo que sucede:
una galaxia enorme
en expansión.
Los míos se colapsan.
Tus ojos me tragan.

Siempre he sido una persona
triste.

Nada que no sepas ya.

lunes, 14 de abril de 2014

21.6.13 (Soy una escritora inútil y frustrada)

Ojalá alguien hubiera grabado el día que te conocí. Me encantaría verme un minuto antes de que aparecieras. Apoyada en un coche, cabreada porque nunca me ha gustado que me hagan esperar, bebiendo cerveza barata junto a un alemán y una andaluza (¿qué hago yo aquí?).
De pronto se me olvida que estaba esperando. Se encaraman a mí de un salto circense. El salto que cambió mi vida. Daría lo que fuera, ahora mismo, por haber prestado atención a aquel momento en el que de pronto apareces. Me encantaría describir la situación exacta, pero todo aquel juego de conversaciones cruzadas, típicas de encontronazos casuales, se construye borroso en mi memoria. He escudriñado, fotograma a fotograma, el momento en el que me has dicho que todo cambió para siempre.

No puedo despegar de las paredes de mi cráneo- que es donde sé que te encuentras- cada imagen tuya que tengo de aquella noche, pero sé que estás aquí dentro porque cada día apareces bailando un trozo diferente de canción, dándome la mano durante partes distintas del trayecto hasta la discoteca, o las maneras que tenías de mirarme en aquel baño minúsculo, pero que, sin embargo, recuerdo como inmenso. Estar allí contigo era como haberle ganado el pulso a una fiera sin necesidad de enseñar las garras.

Lo que más me gusta es el título.  

lunes, 13 de enero de 2014

Sus ojos son 7.12.13

Sus ojos son el canibalismo
más primitivo que existe.
No encuentro unas pupilas que dilaten
más el tiempo
que las suyas,
que dan miedo y devoran
pero es como estar de vuelta a casa
un día de lluvia.

Hablo de pantanos
y desastres naturales,
de montañas de huesos,
desperdicios,
animales carroñeros.
Hablo de la puta ley de la selva
que nos mata cada día.

Sus ojos son mis tripas
y es lo que me mueve
algunos días.
He intentado encontrarlos cerca,
más cerca,
he buscado por calles
y avenidas,
y siempre quedo con la misma
sensación absurda
de buscar en todas las mujeres
a sus tribus amazónicas.

Ella no lo sabe
pero podía ser faro y naufragio
al mismo tiempo,
conseguir que nadie saliera huyendo
en mitad de una estampida.
No hay ningún camino
que nos una
por eso he confeccionado ríos
a la medida exacta de sus piernas,
siempre por si volvía.

Juro una y otra vez
que esto de aquí es solo poesía,
un polvo barato y sucio,
ni siquiera nos hemos corrido.
Que hablo de sus ojos
porque aun hoy me parece increíble
que una mirada así siga siendo
huérfana de mí.

Y debe ser,
solo debe ser que
soy el diablo en persona,
porque sus ojos son
como el infierno,
y nada más parecido a

un volver a casa por navidad.

miércoles, 8 de enero de 2014

Guión (cotidianidades 21.12.13)

-se acerca a hablar con él.
-cierran el bar hablando.
-la acompaña a casa.
(alguien se enamora)
-le dice que él no suele decir estas cosas: me he enamorado de ti.
-ella sonríe, se acerca, le dice que quizás sea mutuo.
-él pregunta si no decir esas cosas o que si está enamorada.
-ella dice ambas.
-Ambas es una palabra bonita.
-se despiden, no se besan.
-quedan un par de veces más, no se besan, no pasa nada.

-unas fiestas de barrio, ella le dice que es un buen momento para besarse, él le dice que no. Ha asociado los fuegos artificiales a muchas chicas y no quiere que eso le pase con ella, además es muy típico.
-Típico, sin embargo, es una palabra feísima.