Funcionalidad del Pasado.

Siempre me pasa que descubro la funcionalidad de las cosas cuando ya es demasiado tarde.

Y que sea demasiado tarde es precisamente la característica principal de este lugar.

Después de tanto tiempo encuentro que quizás este sea un buen sitio para mirar el pasado con los ojos del presente-futuro.

En cualquier caso, a los fantasmas del pasado, a los vivientes del presente y viceversa, sean ustedes bienvenidos.



lunes, 21 de enero de 2013

Selvático indomable.

He dicho que no iba a estar mucho tiempo, que no escribiría nada, que me iría rápido a estudiar, pero te he abierto sin querer. De pronto escucho canciones de una carpeta que se llama “depres” y me cago en todo. Vuelta a empezar. Papel de mierda, no quiero que guardes lo mal que me siento. No quiero que imprimas lo triste que estoy.
De pronto le escribo a un papel y no a ti.
Debería pararse el tiempo solo para poder escribirte las incongruencias que no soy capaz de tragarme de esta sopa de amor, y no estoy hambrienta. No lo estoy.
Escribirte que a tomar por culo vos y yo. Que solo ha sido un momentito de bajada.
Que no tenía sentido desde el principio. Que seguramente ya estarás follando, escandalosamente contra todas las putas paredes de todos los putos baños de esa puta ciudad que consume a cualquiera.
Y de verdad desearía que fuese así para poder cabrearme. Para afrontar la mierda con rabia. Para hacerme fuerte. Para dejar de echar la culpa a la distancia. Ella nunca tuvo la culpa. La culpa fue nuestra por empezar a querernos antes de conocernos. Por ser idiotas. Por dejarnos llevar. Por tener fe.

A la mierda la fe. Tenía razón y siempre la tuve. El escepticismo nunca estuvo de más. O ese avión nunca debió traerme de vuelta. O sí.

Ahora debes estar. Pero no.  

Y en las noticias hablan de tu puta ciudad que solo me consume las tripas, y hablan de gente que se muere, y de política, y de gente que sufre y de las escuelas y de la sanidad, y yo solo recuerdo el camino de vuelta a casa. Esto no es escritura automática, pero se le parece bastante.
¿Sabes el verde oscuro ese, feo, que la gente solo utiliza cuando está triste? Sigues siendo un bosque. Un bosque triste, húmedo, lleno de niebla, verde oscuro y marrón. Y no puedo hacer nada para cambiarlo.

Mejor así. Mejor así. Mejor así.

Maldito papel blanco nuclear. Azulejos de baños con bonitas vistas a tu coño. Con olor a sexo y meados. Mejor así, ¿no?. Recordando.
¿Qué más puedo decir? Esto es una mierda. Era una mierda que lloraras al otro lado del teléfono y es una mierda ahora que creo que solo era una especie de sentirse culpable por lo que iba a pasar. No siempre te puedes fiar del alcohol. Y todos estos días han sido la preparación, el ritual, la premonición de lo que iba a suceder.

Blanco nuclear, negro coño selvático indomable. Quiero no haberte follado en mi vida.
Quiero haber consumido mis horas triste y navideñas junto a mi familia, mientras los huecos, las pérdidas, los silencios me hacían sentir muerta.

Y no anestesiada, como contigo.

Contigo todo era un paréntesis. Un no creérselo del todo. 

Me cago en la puta, joder. Me cago en la puta.

Me cago en las noticias de la ciudad incomestible, incombustible, insufrible.
Con su mar de plástico. Como el condón emocional que debería haberme puesto contra tu magnífica mirada selvática indomable. Como tu coño.

Y lo peor de todo no es esto. Ni el papel al que vomito, ni pensar mal y tarde. Lo peor es que siempre se me ha dado muy bien acabar estas cosas con un

y sin embargo, y sin Sabina,

te quiero.