Funcionalidad del Pasado.

Siempre me pasa que descubro la funcionalidad de las cosas cuando ya es demasiado tarde.

Y que sea demasiado tarde es precisamente la característica principal de este lugar.

Después de tanto tiempo encuentro que quizás este sea un buen sitio para mirar el pasado con los ojos del presente-futuro.

En cualquier caso, a los fantasmas del pasado, a los vivientes del presente y viceversa, sean ustedes bienvenidos.



lunes, 28 de mayo de 2018

Mira, es domingo, yo qué sé (27.5.18)


Te he convertido en canciones que suenan en bucle, mientras lucho contra demonios artificiales, cosas que no te puedo explicar. Estoy destrozando en bares lo poco bueno que quedaba en mí y he celebrado no encontrarte en ninguna borrachera asquerosa como la de ayer. Hay que encontrar triunfos hasta en las derrotas y hasta en la depresión posteme veo luces a las que agarrarme.
No me voy a mentir. He deseado buscarte hasta desaparecer, me he sentido avergonzado de pensamientos que no encuentro manera de parar, y la gente parece sentirme bien, y es que todo bien, ya lo dije aquella vez que todo mal. Era volver a caer desde el precipicio sin darme cuenta de lo alto que había subido, y he terminado de machacarme los sesos contra los suelos de la autodecepción. Escribo esto porque no me atrevo a describir lo de las madrugadas sin dormir. Me dan rabia. Y tu cuerpo y lo jodidamente guapa que eres, demonio. Ni lo de tu pelo en mi cara y la forma en la que te dejabas follar. Lo húmeda que estaba tu boca, incluso después de reventarte a gemidos, cómo lo hacías. Yo con mi lengua de gato no sabía si maullarte o esconder mis uñas hasta esa próxima vez que nunca vendrá. Me da rabia echar de menos tus ojos acuchillándome a cuestiones invisibles, o como cantabas encima de mí, las lombrices tienen 9 corazones. ¿Dónde están los tuyos? Que te dieras la vuelta, sabías perfectamente cómo matarme muriendo tú primero entre mis manos, y amanezco triste por tu culpa, rodeado de la química que me revienta las noches en las que no estás. ¿Qué coño hago yo en esta cama sin ti? Y cerrar los ojos e imaginarte desnuda, y yo asfixiándome entre tus piernas. Eres una homicida. Demonio. Era cierto que nunca podría poseerte. Me has llenado las entrañas de magia negra. Ahora solo se pensar en colores oscuros. Como la diferencia entre tus iris y tus pupilas, escondiste tus dientes para no asustarme, animal salvaje. Ojalá verte aparecer entre la maleza que son las noches de polvos que empiezan a las siete de la tarde. Me has convertido en un caprichoso. Quiero todo esto y lo quiero ya y solo recibo un silencio que desgarra y atrapa en círculo a mis pensamientos automáticos.
Menudo vicio.
Ni la cocaína.
Ojalá odiarte se me de igual de bien que
follarte hasta desfallecer.


Me cabreé un poquito por nada, en verdad.

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