Funcionalidad del Pasado.

Siempre me pasa que descubro la funcionalidad de las cosas cuando ya es demasiado tarde.

Y que sea demasiado tarde es precisamente la característica principal de este lugar.

Después de tanto tiempo encuentro que quizás este sea un buen sitio para mirar el pasado con los ojos del presente-futuro.

En cualquier caso, a los fantasmas del pasado, a los vivientes del presente y viceversa, sean ustedes bienvenidos.



martes, 2 de abril de 2013

Carta 27.6.12


"Te he escrito una carta". Eso será lo primero que te diga. "No es gran cosa, me apetecía, solo eso".
Te he escrito una carta porque te pienso. No es necesario un cumpleaños, ni un día en el calendario redondeado con rotulador rojo.
Al subirme al coche me preguntarás a dónde vamos y yo te contestaré, como siempre, con un no sé.
Veo crecer el desastre cada día. No me preocupa.
Sé que nunca verás de mí algunas cosas. Eso me hace sentir segura y triste.
Siempre pienso que las cosas terminan por sorprendernos cuando se acaban: se empieza abriendo ridículamente la boca al tiempo que nos llevamos las manos a la cabeza.

Busco un buen lugar en esta carta para sorprenderte. No me valen trucos fáciles. Me sé algunas de tus respuestas, pero lo que más me gusta es cuando sonríes sin decir nada.

Te he escrito una carta. Esta carta.

Hoy te miraba. Miraba tu falda, tus piernas, el color de tus hombros. Te miraba. Pensé: no es el tipo de chica por la que yo lloraría. No tendría celos de nadie, no la llamaría de madrugada.
Y aun así, he hecho todas esas cosas sin darme cuenta contigo, aunque el matiz siempre fuera diferente.

Te he escrito una carta. Esta carta.
Me pregunto si sabes el significado de: tripas, desastre, monstruos.
Lo del medio somos tú y yo emborrachándonos y comiendo churros a las siete de la mañana.
Supongo que te quiero. Digo supongo porque he querido a muchas personas en mi vida y el sentimiento es bastante parecido. Tú solo pídeme una noche en la que no te pare de hablar de lo último. Desde lo primero.

Te he escrito una carta, vaya novedad.
Contigo las cosas son demasiado fáciles. No hay que preocuparse por nada.
Y al mismo tiempo, y por alguna extraña razón, siento que de un momento a otro la cuerda sobre la que hacemos equilibrios se romperá.
Alguien llegará demasiado lleno al banquete y tirará el último trozo de tarta.

Te escribo una carta sobre el día que me bajé de tu coche después de escribir en un sobre maltrecho una lista de cosas por hacer. Juntas.
Como firmando conmigo misma un contrato sobre que hoy te escribiría una carta mediocre a las tantas de la madrugada diciéndote que esto es fácil, esto está bien y esto es lo que quiero.

Es sencillo: se empieza abriendo la boca ridículamente mientras llevo mis manos a la cabeza.
Qué sorpresa. Sigues aquí.

Lo que quiero decir es que no sé si serás del todo importante. No sé si eres el tipo de chica por la que una debe sentir celos, felicidad o tristeza. Pero estás aquí. Ahora mismo. A mi lado.
Decidiendo a dónde ir mientras yo veo crecer el desastre.
Sigue sin preocuparme.

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